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El enganche! II

9 Ene

Entramos al bar del Winston a eso de la 1:45 am. Era una mezcla entre el Tizón y el Treff. Me gustaban los lugares así y rápidamente me sentí a gusto.

Voy al baño un toque – dijo Sandra- ¡no te gilees a mi amiga tarado ah! Sin saber que esa es la mejor excusa para poder hablarle a una chica.

– ¡Calla mostra!- respondí

– ¡Calla mostro! respondió Sandra riéndose, y con una arranque de cariño se inclinó hacia un lado mío como queriendo morderme la oreja.

¡Carajo Sandra! Dije riéndome, ¡no hagas eso!

Sandra, a pesar de que éramos como hermanos tenía un fetiche con mis orejas, además que le había contado que me encantaba que las mordieran.

Jaja, Bien que te gusta huevón. Ya, ya. Ya vengo, respondió.

Miré a Camila con un poco de roche y ella también sonreía.

– ¿Vamos a comprar chelas? Le dije.

– Ya vamos.

El lugar estaba repleto así que nos quedamos en la barra conversando.

De dónde conoces a Sandra le pregunté.

Una vez llevamos un curso de teatro juntas en la Universidad.

– A manya, tú también eres de la Cato? Pregunté

– Sip.

-¡Qué paja! Yo también llevé teatro con Aristóteles, pero ya estaba un poco mal.

-¡Sí! Yo llevé teatro con él justo antes de lo que le paso. Un tipazo. Jodido, pero en serio se aprendía con él.

¿Qué estudiaste?

Captura de pantalla 2015-01-09 a la(s) 17.17.57

Psicología

(Dios, con cada respuesta que me daba esta chica me gustaba más)

Aunque me hubiera gustado estudiar teatro. No sé, hacer clown, baile… Me parece pajaza.

La conversación con Camila empezó a las dos de la mañana y cuando nos dimos cuenta ya casi eran las 3:20. Era muy fácil conversar con ella.

Hablamos de Psicología (lo poco que sé) de teatro, de libros etc. Era como encontrarte por primer vez con una persona con la que sientes que tienes una conversación pendiente de toda la vida.

Conversábamos. Nos reíamos, Bailábamos. Nos reíamos. Chupábamos. Nos reíamos.

Y mientras conversaba con ella, solo me decía ¡Carajo no puede ser que esta chica me guste tanto!

No quería que la noche se acabe nunca. Quería parar el tiempo para poder conversar con ella mil horas. De huevadas no importa, porque eran las huevadas las que me hacían sentir que éramos iguales . Un par de huevones, hablando de huevadas por el solo hecho de querer estar juntos.

Pero todas las noches tienen un final.

Cuando iba a pedir nuestra sexta chela, se me acercó el mesero y me dijo:

«Sorry guys but your friend is drunk right there. Please take her home»

La cojuda de Sandra estaba borracha y abrazando al barman que no sabía qué hacer con ella.

¿Sandra de mierda que te paso? Le pregunté

¿Qué, qué me paso? Uds. están ahí gilenado así que yo no me iba a quedar atrás y me encontré a este chuuurrraazo para conversar (le daba besitos al barman en la mejilla mientras el sonreía incómodo?

¡Ya vamos ya! Dijo Camila

Bueno ya me voy churro. Pórtate bien ah. Mañana vengo por otro pisco sour.

-Aquí no preparan pisco sour cojuda.¡Has estado tomando tequila!

– Tu cállate Piki, respondió Sandra. ¡Él y yo nos tenemos algo S -P-E-C-I-AL !! (así lo dijo en inglés)

– Ya estás como el gordo tú, le dije.¡Vamos!

-¡Cállate mierda! – dijo Sandra

– Vamos, vamos.

Salimos del Wilson y llevamos a Sandra a su cuarto . No se si ella estaba igual de gorda que Jano pero perecía que también pesaba una tonelada.

La tiramos en su cama, casi igual que a Jano pero sin golpearla y empezamos a salir en silencio para no despertarla.

– Déjala ahí vamos afuera me dijo  Camila susurrando.

– Vamos respondí.

– Y cuando íbamos a salir…. ¡PRRRRRRR!

¡La cerda se tiro un pedo!

¿Huele rico no? Dijo Sandra

¡Cerda de mierda! Dije yo

¡Ajj Sandra!!! Dijo Camila.

Pero todos nos reímos a carcajadas .

Camila y yo salimos del cuarto.

Captura de pantalla 2015-01-09 a la(s) 17.14.01Cuando le iba a decir para tomarnos una chela más Camila dijo:

Bueno ya me quito también.

En ese momento me sentí como triste. No quería que se vaya. Quería que se quede para seguir conversando. Para que la noche siga haciendo su trabajo en nosotros. Para saber que podía llegar a pasar si seguíamos conectados. Quería que esa sensación explotara en algún momento. Pero la tristeza de que algo genial se acabe, siempre acaba con un suspiro. Así que eso hice. Suspiré.

¿Por qué suspiras? Me preguntó Camila sonriendo.

La pura verdad es que la pase genial. Y quería seguir hueviando

Pues entonces dímelo mongo.  “Existen pocas cosas en la vida que te hacen suspirar… No dejes que nada ni nadie te las quite”

Subimos a mi cuarto y Camila cerró la puerta.

 

 

 

(Continuará mañana)